POEMA UN ADIOS ANUNCIADO
- Gian Franco Pagliaro
Me imagino que cuando todo pase
y pasará,
cuando tú y por supuesto yo
recordemos sin amarguras sin remordimientos,
con una dulce nostalgia lo que todavía sentimos,
lo que nos hemos propuesto no sentir más,
lo que finalmente dejaremos de sentir,
porque está mal y si está mal causa malestar,
como un dolor de cabeza, como una culpa...
para ti más que para mí, quiero que lo sepas.
En fin, cuando después de todo lo bueno
que nos pueda pasar en este mundo
y tanto tú como yo con nuestras vidas rehechas,
lejos de nuestras vidas nos volvamos a ver,
estoy seguro de eso, en una calle cualquiera,
en un café, en la parada de un taxi,
a la salida de un banco o en un supermercado.
Seguramente nos miraremos sorprendidos,
y no sabremos qué decirnos,
si darnos un beso o darnos la mano como dos viejos amigos.
Te preguntaré si tienes tiempo, te invitaré a un bar.
Te diré que estás más linda que nunca,
que yo tenía razón,
que los años iban a resaltar tu sensualidad
y tú me dirás, para no herirme,
que no he cambiado tanto.
Y luego me preguntarás por los chicos, por mi esposa,
y yo te preguntaré si te has casado,
y finalmente antes de despedirnos,
con toda la franqueza que siempre me cuestionasté,
con toda la sinceridad que nunca te convenció,
voy a decirte una vez más, lo que jamás me creíste:
Nunca amé a nadie como a ti, como tú nunca nadie me amó...
- Gian Franco Pagliaro
Me imagino que cuando todo pase
y pasará,
cuando tú y por supuesto yo
recordemos sin amarguras sin remordimientos,
con una dulce nostalgia lo que todavía sentimos,
lo que nos hemos propuesto no sentir más,
lo que finalmente dejaremos de sentir,
porque está mal y si está mal causa malestar,
como un dolor de cabeza, como una culpa...
para ti más que para mí, quiero que lo sepas.
En fin, cuando después de todo lo bueno
que nos pueda pasar en este mundo
y tanto tú como yo con nuestras vidas rehechas,
lejos de nuestras vidas nos volvamos a ver,
estoy seguro de eso, en una calle cualquiera,
en un café, en la parada de un taxi,
a la salida de un banco o en un supermercado.
Seguramente nos miraremos sorprendidos,
y no sabremos qué decirnos,
si darnos un beso o darnos la mano como dos viejos amigos.
Te preguntaré si tienes tiempo, te invitaré a un bar.
Te diré que estás más linda que nunca,
que yo tenía razón,
que los años iban a resaltar tu sensualidad
y tú me dirás, para no herirme,
que no he cambiado tanto.
Y luego me preguntarás por los chicos, por mi esposa,
y yo te preguntaré si te has casado,
y finalmente antes de despedirnos,
con toda la franqueza que siempre me cuestionasté,
con toda la sinceridad que nunca te convenció,
voy a decirte una vez más, lo que jamás me creíste:
Nunca amé a nadie como a ti, como tú nunca nadie me amó...