POEMAS DE OCTAVIO PAZ
Acabar con todo
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo
Dos cuerpos
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
El pajaro
Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Frente al mar
¿La ola no tiene forma?
En un instante se esculpe
y en otro se desmorona
en la que emerge, redonda.
Su movimiento es su forma.
La calle
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
La poesia
Percibo el mundo y te toco,
sustancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.
La vida sencilla
Llamar al pan y que aparezca
sobre el mantel el pan de cada día;
darle al sudor lo suyo y darle al sueño
y al breve paraíso y al infierno
Mas alla del amor
Todo nos amenaza:
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
al que fui del que seré,
Misterio
Relumbra el aire, relumbra,
el mediodía relumbra,
pero no veo al sol.
Niña
Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.
Otoño
En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo.
Piedra del sol
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
Piedra nativa
Cierra los ojos y ábrelos:
No hay nadie ni siquiera tú mismo
Lo que no es piedra es luz.
Silencio
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
Sonetos
Inmóvil en la luz, pero danzante,
tu movimiento a la quietud que cría
en la cima del vértigo se alía
deteniendo, no al vuelo, sí al instante.
Tus ojos
Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla, tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
Acabar con todo
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo
Dos cuerpos
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
El pajaro
Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Frente al mar
¿La ola no tiene forma?
En un instante se esculpe
y en otro se desmorona
en la que emerge, redonda.
Su movimiento es su forma.
La calle
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
La poesia
Percibo el mundo y te toco,
sustancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.
La vida sencilla
Llamar al pan y que aparezca
sobre el mantel el pan de cada día;
darle al sudor lo suyo y darle al sueño
y al breve paraíso y al infierno
Mas alla del amor
Todo nos amenaza:
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
al que fui del que seré,
Misterio
Relumbra el aire, relumbra,
el mediodía relumbra,
pero no veo al sol.
Niña
Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.
Otoño
En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo.
Piedra del sol
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
Piedra nativa
Cierra los ojos y ábrelos:
No hay nadie ni siquiera tú mismo
Lo que no es piedra es luz.
Silencio
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
Sonetos
Inmóvil en la luz, pero danzante,
tu movimiento a la quietud que cría
en la cima del vértigo se alía
deteniendo, no al vuelo, sí al instante.
Tus ojos
Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla, tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,