"TONÁS" Y LIVIANAS
- Manuel Machado -
Mi morena fue a sacar
agüita fresca del pozo,
y el agua salío jirviendo
con la lumbre de sus ojos.
Un manojito de rosas
no tiene comparación
con la cara de mi nena
cuando se asoma al balcón.
Tú me estás dando motivo,
motivo me estás tú dando....
y yo no quiero, no quiero
hacer lo que estoy pensando.
De querer a no querer
hay un camino muy largo,
y todo el mundo lo anda
sin saber cómo ni cuándo.
Quita una pena otra pena;
un dolor, otro dolor;
un clavo saca otro clavo,
y un amor quita otro amor.
Siempre buscan el misterio
los gustitos del querer.
Amores, para ser buenos,
calladitos han de ser.
Esperar en la experiencia
es esperanza perdía,
que antes que llegue el saber
s’acabaíto la vía.
Donde están los ojos garzos
de una morenita clara,
que se quiten los azules,
y los negros, que se vayan.
Crece el fuego con el viento;
con la noche, el padecer;
con el recuerdo, la pena;
con los celos, el querer.
La vida es un cigarrillo:
humo, ceniza y candela...
Unos lo fuman de prisa,
y algunos lo saborean.
Le he encargaíto a mi mare
que el día que yo me muera
con tu retrato me entierren
para tenerte a mi vera.
De la noche a la mañana
se me ha ido tu querer.
Agüita que se derrama
no se puede recoger.
La mujer, como el caballo,
en la casta está el valor;
buena madre, buena hija;
madre mala, hija peor.
La mar puse yo por medio
para ver si te olvidaba...
Pasé la mar... de fatigas,
y el olvido no llegaba.
El cariño y la salud
en un punto se parecen.
Nadie sabe lo que valen
hasta después que se pierden.
Tengo una copa en la mano
y en los labios un cantar,
y en mi corazón más penas
que gotas de agua en el mar
y en los desiertos arena.
Si mi corazón se abriera
lo mismo que una grano,
en ca uno de sus granitos
te verías retratá.
- Manuel Machado -
Mi morena fue a sacar
agüita fresca del pozo,
y el agua salío jirviendo
con la lumbre de sus ojos.
Un manojito de rosas
no tiene comparación
con la cara de mi nena
cuando se asoma al balcón.
Tú me estás dando motivo,
motivo me estás tú dando....
y yo no quiero, no quiero
hacer lo que estoy pensando.
De querer a no querer
hay un camino muy largo,
y todo el mundo lo anda
sin saber cómo ni cuándo.
Quita una pena otra pena;
un dolor, otro dolor;
un clavo saca otro clavo,
y un amor quita otro amor.
Siempre buscan el misterio
los gustitos del querer.
Amores, para ser buenos,
calladitos han de ser.
Esperar en la experiencia
es esperanza perdía,
que antes que llegue el saber
s’acabaíto la vía.
Donde están los ojos garzos
de una morenita clara,
que se quiten los azules,
y los negros, que se vayan.
Crece el fuego con el viento;
con la noche, el padecer;
con el recuerdo, la pena;
con los celos, el querer.
La vida es un cigarrillo:
humo, ceniza y candela...
Unos lo fuman de prisa,
y algunos lo saborean.
Le he encargaíto a mi mare
que el día que yo me muera
con tu retrato me entierren
para tenerte a mi vera.
De la noche a la mañana
se me ha ido tu querer.
Agüita que se derrama
no se puede recoger.
La mujer, como el caballo,
en la casta está el valor;
buena madre, buena hija;
madre mala, hija peor.
La mar puse yo por medio
para ver si te olvidaba...
Pasé la mar... de fatigas,
y el olvido no llegaba.
El cariño y la salud
en un punto se parecen.
Nadie sabe lo que valen
hasta después que se pierden.
Tengo una copa en la mano
y en los labios un cantar,
y en mi corazón más penas
que gotas de agua en el mar
y en los desiertos arena.
Si mi corazón se abriera
lo mismo que una grano,
en ca uno de sus granitos
te verías retratá.