Un delfín soñador trata de hacer realidad su sueño, y se aleja de su isla.
El delfín emprende una serie de aventuras llenas de vicisitudes, pero él no retrocede sino más bien sigue avanzando para encontrar la ola perfecta y deslizarse sobre ella.
El delfín emprende una serie de aventuras llenas de vicisitudes, pero él no retrocede sino más bien sigue avanzando para encontrar la ola perfecta y deslizarse sobre ella.
Ese era su sueño. Al final, logra su objetivo con mucha perseverancia, fe y amor.
Después de mucho tiempo regresa a su hogar, pero los delfines ya lo daban por muerto; Daniel Delfín logra convencerlos de que él sigue vivo y que regresaba feliz de haber realizado su ansiado sueño. Inclusive, les da un mensaje positivo a los delfines, diciéndoles:
Después de mucho tiempo regresa a su hogar, pero los delfines ya lo daban por muerto; Daniel Delfín logra convencerlos de que él sigue vivo y que regresaba feliz de haber realizado su ansiado sueño. Inclusive, les da un mensaje positivo a los delfines, diciéndoles:
“Abandoné el arrecife y viajé muy lejos, pero he regresado. Ustedes decían que era imposible realizar mi sueño y sin embargo lo he logrado.
¿Quién les ha dicho que hemos venido al mundo solo para sufrir? Siempre sueñan, y no se sientan atemorizados de soñar”.
¿Quién les ha dicho que hemos venido al mundo solo para sufrir? Siempre sueñan, y no se sientan atemorizados de soñar”.
Daniel Delfín contó a los otros delfines las aventuras que había vivido fuera de la isla, que aprendió a seguir las señales escuchando a su corazón y que había conocido a un ser llamado hombre, quien le había demostrado su bondad y el mal que existe en todo ser viviente.
Pero lo más importante, les dijo que su sueño de hallar un propósito más elevado en la vida que se había cumplido.
También, que era un delfín igual a los demás, con los mismos temores y esperanzas, pero con una sola diferencia: nunca había renunciado a sus sueños.