El 14 de febrero de 1876, dos hombres Alexander Gram. Bell y elias Gray, se presentaron a la Oficina de patentes de Nueva Cork para registrar un invento totalmente nuevo: el telefono.
Bell llegó a las 12 de día y Gray, dos horas después. Esta doferencia consagró al joven escocés como padre del invento que revolucionaría las telecomunicaciones.