RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA "USHANAN JAMPI"
- Enrique Lopez Albujar -
Argumento de "Ushanan Jampi", libro de Enrique Lopez Albujar.
En el serrano pueblo de Chupán, el tribunal de los yayas ,
implacable consejo de ancianos encargados de impartir justicia,
condenaba por ladrón reincidente a Cunce Maille,indio puro de mirada desafiante,
rebelde, autosuficiente ,que
- aunque explicó el motivo de su último robo
- no logró probar su inocencia.
El fallo no pudo ser peor: se le expulsaba de su pueblo para siempre,
debía alejarse de su choza, de su madre, de sus tierras, de sus costumbres, es decir,
se le condenaba casi a una muerte en vida. Si volvía se le aplicaría el último remedio,
el ushanan hampi,es decir se le pondría a disposición de la justicia del pueblo.
La naturaleza rebelde de Cunce Maille sólo soportó un mes y furtivamente una madrugada
regresó a ver a su madre pero fue visto por emisarios de los yayas y al salir fue
perseguido a balazos, el ágil Cunce logró subir al campanario del pueblo,
se
defendió con su carabina y de certeros balazos mató a doce pobladores
incluidos un yaya.
Preocupados, se reunieron los pobladores al mando de los yayas y
decidieron proponerle a Cunce una tregua, que baje, se le reconocería su valor y
se le dejaría ir con la condición de que no vuelva más, pero todo fue una
mentira preparada, al bajar Cunce, el encargado de proponerle el trato abrió los brazos
para engatusarlo con un abrazo, lo que logró emocionar a Cunce, el abrazo no fue tal
sino que le intentó aprisionar a la vez que gritaba ¡ushanan hampi,ushanan hampi!
Furioso por el engaño Cunce Maille se enfrascó en una feroz lucha y de una atroz
cuchillada le arrancó la lengua.
Mientras tanto los pobladores armados con armas de fuego, palos, piedras y cuchillos,
aprovechando su descuido mientras luchaba lo atacaron en grupo, con palos, piedras,
cuchillos y balazos, como pudo, gravemente herido corrió hasta su casa, cayó en brazos
de su madre y allí, frente a ella le clavaron diez cuchilladas, luego hartos
ya de punzar, empezaron a descuartizarlo, le sacaron el corazón, los ojos, la lengua,
mientras los perros furiosos también le arrancaban la piel de grandes dentelladas.
Lo poco que quedaba del cuerpo salvajemente destrozado fue paseado por el pueblo
como escarmiento y sus intestinos, varios meses después, ya secos, colgaban de la
ventana de aquella abandonada
casa.