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RESUMEN LOS TRES ANILLOS - Giovanni Boccaccio

RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA "LOS TRES ANILLOS"
 - Giovanni Boccaccio -
Argumento de "Los tres anillos", libro de Giovanni Boccaccio.
Saladino, cuyo valor fue tal que se elevó de hombre vulgar a sultán de Babilonia.

Obteniendo así muchas victorias sobre sarracenos y cristianos, en varias guerras y muchísimas magnificencias había consumido su tesoro;

y haciéndole mucha falta una buena cantidad de dinero, y no viendo de donde obtenerla, acudió la memoria aun judío llamado Melquiades, que prestaba con usura en Alejandría.

Como era muy difícil obtener un prestamos del avaro judío, Saladino estudio la manera de conseguir que el judío le sirviese, le mando llamar y con trato cordial le dijo:

“me he enterado de tu sabiduría y dedicación al estudio de las materias divinas, por tal razón me gustaría saber cuál de las tres religiones tienen tu mayor consideración: la musulmán, la judía o la cristiana”.

El judío que no tenía nada de tonto, se dio perfectamente cuenta de la intención engañosa de Saladino, y pensó que si elegía una de las tres en especial, saladino advertiría su error.

Dada la necesidad de dar alguna contestación esforzó se en agudizar el ingenio, hasta que se le ocurrió contarle el siguiente cuentecillo:… “hubo hace muchos años un hombre poderoso y rico que tenía entre sus muchas joyas un anillo de valor incalculable.

Quería rendirle el honor que su valor merecía y dejarlo para su descendencia, el anillo fue pasando de mano en mano yendo finalmente a poder de un hombre que tenía tres hijos virtuosos, buenos y a la vez muy obedientes de su padre, amándoles este a los tres por igual.

Los jóvenes, conocedores de la historia, y desenado cada uno resaltar por su honradez entre los demás, pedían a su viejo padre que la morir les dejara aquella joya.

El amante padre no pudiendo elegir a ninguna en especial, decidió satisfacer a los tres. Secretamente encargo a un artista dos copias perfectas del anillo.

En estado de suma gravedad, entrego un anillo a cada uno de los tres hijos, por separado. Después de la muerte del padre, los tres hermanos querían toda la herencia y honor de ser herederos y discutiendo entre ellos sacaron los respectivos anillos, para dar testimonio de su privilegio.

Al resultar tan parecidos, era muy difícil de averiguar cuál era el genuino, desconociendo aun hoy cual es el verdadero heredero”.

Terminado su relato el Judío agrego: “por tal razón os digo, señor, que referente a la cuestión que me expusisteis respecto a las tres leyes dadas a los tres pueblos por Dios.

Cabe responder que cada uno ha recibido la herencia y su verdadera ley, obligando a Saladino en todo lo que se presentara, y este, más adelante, pagó el íntegramente, colmándole de grandísimos dones y considerándole siempre un gran amigo. Cumplir sus mandamientos; pero, al igual que en el caso de los tres anillos, sigue la cuestión en suspenso”.

Saladino comprendió perfectamente la evasiva de aquel hombre al que había puesto una trampa a los pies, y resolvió decirle abiertamente sus propósitos y saber si quería servirle.

Hízolo así, confiándole lo que en su ánimo se había propuesto hacer, si él no hubiera respondido adecuadamente.

El judío acepto servir a Saladino en todo lo que se presentara, y este, más adelante, pagóle íntegramente, colmándole de grandísimos dones y considerándole siempre como una grana migo.