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RESUMEN LOS SIETE AHORCADOS - Leonidas Andreiev

 RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA "LOS SIETE AHORCADOS"
 - Leonidas Andreiev -
Argumento de "Los Siete Ahorcados", libro de Leonidas Andreiev.
Esta obra de 1908 se considera como un verdadero tratado de cología anormal. El hilo conductor de la trama se basa en h ejecución de cinco terroristas y dos delincuentes comu, que deben sufrir la pena de la horca. La acción corresponde a un día de horror durante el cual los ejecutados analizan individualmente sus experiencias, su posición frente a la vida y sus expectativas. 

En el grupo hay dos mujeres: Musia, la idealista que al dirigirse al cadalso besa a Tsiganok, el bandido, simbolizando que ese ósculo habrá de unir dos universos opuestos: el beso de la mujer pura habrá de restituir con su descenso, con esa caída, a una clase intelectual más baja; será como una demanda contra la injusticia de una clase social a la cual se va a redimir. La otra mujer es Tania; para ella sólo importan sus compañeros, no se fija en sí misma a la hora de morir. 

La hora de la muerte, aunque es igual para todos, presenta similitudes curiosas; así, Kaschirin, el político idealista, muestra trances de desesperación y pavor iguales a los que muestra un asesino vulgar como Yanson. El terror de Basilio Kaschirin no es por la muerte en sí misma, sino a esa rueda vacía y mecánica que habrá de cortar el hilo de su existencia. 

Verner es el intelectual frío y desapegado, estoico, el hombre que ha perdido todos sus sentimientos; esa es la razón por la cual frente a la muerte no experimenta pánico ni terror; la horca le dará los elementos necesarios para recobrar la confianza en la humanidad; la muerte le dará sentido a la vida, por eso exclamará: “Pobres amigos míos”.

Yanson es el asesino despiadado, el criado que acabó con la vida de su patrón e intentó abusar de su mujer; ahora, ante la horca no siente el mismo valor que experimentó cuando tuvo que matar. Existe una diferencia total entre las dos Posiciones frente a la muerte: los terroristas frente a los asesinos; es claro que la actitud y la posición de los terroristas es más digna, debido a que se está muriendo por un ideal, por un imperativo categórico. 

La técnica empleada por Andreiev es preestudiada: la morosidad y el tedio con el cual se desarrol lan las acciones buscan crear en el auditorio una sensación de pavor por la descripción lenta e implacable que hace de cada uno de los personajes resulta espantosa la manera como va dibujando uno a uno los preparativos y trámites de la ejecución, sus pormenores se muestran en una forma macabra y morbosa: la sentencia de los jueces, la llegada de los condenados al cadalso, logran fascinar al lector y darle al terror ribetes de categoría estética.

Como telón de fondo, la función social mostrando que no sólo es importante el drama personal de los siete ahorcados sino el drama humano, considerado en conjunto, y las causas que lo motivaron. 

Más velada, aunque puesta de manifiesto, subsiste una intención de rebelión contra el cristianismo. Este elemento ya se había observado más claramente en Lázaro. 

Aquí, en los Siete ahorcados, existe como burla o como ironía: El beso de Musia a Tsiganok es una parodia del beso de Judas, pero completamente contrapuesto y alterado: el Cristo mujer que por un beso puede llevar al hombre al paraíso, guarda también connotaciones simbólicas más profundas. 

Es tal la crudeza, el patetismo y el terror que destila el drama, que al leerlo, Tolstoi exclamó: “Ese Andreiev quiere asustarme, pero yo no me asusto”.