LA BATALLA DE ARICA; EL COMBATE DEL MORRO DE ARICA
(7 de junio de 1880).
Luego de su triunfo en el alto de la alianza, los chilenos ocuparon Tacna y utilizando el ferrocarril hacia arica se prepararon para la captura de esta guarnición defendida por 2, 000 hombres al mando del coronel Francisco Bolognesi. Hacia el sur de la población se encuentra el morro legendario cuyo perfil es cortado, casi perpendicularmente por acantilados que caen directamente al mar.
Las defensas peruanas se habían instalado a su alrededor y en la cima misma y estaban constituidas por minas y pequeños cañones y parapetos; abajo las tranquilas aguas del mar expectante dibujaban la frágil silueta de nuestro barco “Manco Cápac” como único defensor de una rara inmensidad.
En 5 de junio, Baquedano ordeno el fuego de su poderosa artillería sobre la guarnición, castigando la sin piedad.
Acto seguido envió como parlamentario, a solicitar la rendición de esa plaza, al mayor Dn. Juan de la Cruz Salvo.
Bolognesi, luego de consultar a su estado mayor, dio su épica respuesta:
“TENGO DEBERES SAGRADOS QUE CUMPLIR Y LOS CUMPLIRE PELEANDO HASTA QUEMAR EL ULTIMO CARTUCHO”.
El día 6 se hizo sentir, nuevamente, el fuego de la artillería enemiga sobre los heroicos defensores que se aprestaban para la resistencia.Por la noche del 6 mismo, los chilenos cambiaron de posición, engañando, con esto, a los defensores de Arica.
Al amanecer del 7 y bajo la conducción del Coronel Pedro Lagos 4 000 chilenos se lanzaron al asalto del Morro. Abrumadora superioridad numérica equiparada, únicamente, con el valor y el sacrificio de quines ahí se inmolaron. La lucha fue sangrienta; con el derramar de su sangre, o con el morir en sus puestos, poco a poco iban cayendo las posiciones peruanas.
Así se llego a al lucha en la cumbre del Morro; no había cuartel, se peleaba con bravura, con arrojo, con decisión suprema, con valentía sin limites.
Casi todos nuestros oficiales cayeron en la acción: JOSE INCLAN, JUSTO ARIAS ARGUEDAS, JUAN MOORE, y el mismo FRANCISCO BOLOGNESI murió atravesado por una bala de rifle y después le destrozaron en cráneo.
A su vez, el joven ALFONSO UGARTE, en brioso corcel, se lanzo al mar con la bandera peruana impidiendo que cayera en manos enemigas.
La matanza efectuada por los chilenos fue tremenda ya que tenían “orden de no hacer prisioneros”; pocos fueron los que se salvaron ya que el enemigo puso en practica el bárbaro y salvaje sistema del “Repase”.Entre tanto el “Manco Cápac” hundía sus válvulas para hundirse en el océano. Los chilenos victoriosos ocupaban ya el sur del Perú.